Rafael Vázquez
En días recientes, el élder David A. Bednar estuvo de visita en México y fue el invitado estelar de varias charlas especiales. En una de ellas, cuyo tema fue el Templo y la Historia Familiar, habló de cómo las herramientas de inteligencia artificial están haciendo que la obra de indexación avance a una velocidad que crece de modo exponencial. En sus propias palabras, «el Señor mismo inspira estos prodigios de la tecnología para hacer avanzar su obra».
¿Y qué hay de nuestra obra? ¿Qué hay de nuestras obras artísticas, nuestras creaciones? ¿Debemos considerar que la inteligencia artificial sólo debe servir a los fines teleológicos de la doctrina del evangelio restaurado? ¿O también la podemos incluir en las herramientas del creador artístico?
Desde la perspectiva de un miembro activo de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, he observado cómo estas herramientas pueden ampliar nuestra comprensión y expresión de los principios que consideramos sagrados. La exploración de la doctrina a través de la inteligencia artificial nos permite descubrir nuevas capas de significado en las escrituras y facilita la creación de obras literarias que pueden resonar con una audiencia contemporánea.
En la actualidad, nuestra Cofradía se esfuerza por preservar y promover las voces mormonas en el ámbito literario, y la inteligencia artificial ofrece una herramienta fascinante para alcanzar este objetivo. Si la investigación genealógica se puede nutrir de estas tecnologías, permitiéndonos rastrear y comprender mejor las experiencias de nuestros antepasados, entonces tiene el poder de enriquecer el material de nuestra narrativa.
Pero en el ámbito más amplio de la literatura, las herramientas de inteligencia artificial ya han demostrado ser una fuente inagotable de inspiración y colaboración. Si bien la creatividad humana sigue siendo insustituible, estas tecnologías son útiles para ofrecer sugerencias, analizar patrones y de esa manera nos pueden conducir a repensar nuestras propias concepciones y a explorar nuevas direcciones en nuestras obras literarias, porque nos brinda la oportunidad de explorar intersecciones, conexiones y modelos que pasamos por alto.
Entonces, ¿interfiere la inteligencia artificial con la esencia misma de la creación literaria, que es un acto profundamente humano? Desde mi perspectiva, no veo estas herramientas como una amenaza a nuestra singularidad creativa, sino como una extensión de nuestras capacidades, una colaboradora que puede potenciar y enriquecer nuestras expresiones literarias.
En nuestro grupo de escritores mormones, la Cofradía de Letras Mormonas, hemos abrazado la diversidad de voces y estilos literarios en nuestra lengua madre, el español. La inteligencia artificial, al proporcionar nuevas formas de explorar y expresar nuestra fe, nos invita a romper barreras y expandir nuestro impacto en el mundo de habla hispana.
En este viaje literario y espiritual, la tecnología no reemplaza, sino que amplía nuestras capacidades. Nos brinda nuevas herramientas para explorar la riqueza de nuestra fe, nuestra historia y nuestras experiencias individuales. La inteligencia artificial, cuando se usa con sabiduría y discernimiento, puede ser una aliada valiosa en la creación literaria, ayudándonos a tejer narrativas que resuenen con el corazón de quienes nos rodean.
Nota: Este texto fue creado con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial.